Con el mercado binacional cerrado tras la negativa de las autoridades haitianas de abrir la frontera entre Dajabón y Juana Méndez, menos de una docena de negocios mayoristas y detallistas permanecen abiertos para la venta de provisiones.
«Los que estamos aquí es porque tenemos que pagar alquiler», afirmó Ramón Báez, de la distribuidora G&C, quien explicó que muchos de los comerciantes que están dentro del mercado no tienen cómo mover sus mercancías y están a la espera de que se reactive para operar.
Aunque evitó dar montos exactos sobre sus pérdidas, afirmó que depende por entero de la venta, ya que «todo lo que tiene invertido es en mercancías que ya no dan más» como avena, maíz, aceite y otros comestibles.
Este también es el caso de César Espinoza, que mantiene abierto su negocio de provisiones a las afueras del mercado y dijo que también tiene puestos dentro del mercado, pero que estos siguen cerrados.
«Nosotros vendíamos dos y tres millones de pesos en cada mercado y ahora se vende en el colmado, solamente, y no dan para cubrir los gastos y los préstamos», manifestó.
Dijo que la prolongación del cierre fronterizo ha tenido a todos los comerciantes afectados y que, se mantienen «agradecidos» con las ayudas del Gobierno, pero dicen que estas no son suficientes, ya que muchos productos fueron comprados a precios por debajo de lo que fueron adquiridos. Esto compensó las pérdidas del producto, pero no las bajas económicas.
Diario Libre también observó que había dos almacenes de provisiones manejados por ciudadanos haitianos con las puertas abiertas, esperando hasta la tarde por algún cliente que pasara por algunos de sus productos básicos como pastas, sardinas, galletas, salsas o detergentes.
Uno de ellos es almacenes Yenny, donde su empleado (que evitó dar su nombre) dijo que habían abierto solo «a la espera» de que abrieran la frontera, pero explicó que las ventas de ese día habían sido «todas nulas».
Centro de Dajabón, menos afectado
Los negocios en el centro de Dajabón mantuvieron su actividad comercial con normalidad este lunes, tratando de compensar las bajas en el flujo de comerciantes que han sentido.
Un empleado de Pica Pollo Yummy que solo se identificó como José, aseguró que es notoria la poca afluencia de haitianos a comprar comida en los negocios y en los supermercados.
Aunque dice que los negocios en el centro comercial «no es que han dejado de vender» por esta razón, sí se han visto económicamente impactados. «De que el pueblo de Dajabón está más lento, está más lento», sostuvo.
Esto lo confirma Anahí, quien tiene un negocio de carnicería y embutidos situado a unas esquinas próximo a la calle principal que da al mercado. «Nos han bajado las ventas un poquito, pero no al extremo de los que viven de ese mercado», manifestó.
Sin embargo, Lourdes Lendof ha tenido una experiencia distinta. La panadera mostró a Diario Libres las decenas de galletas y panes que se le han acumulado.
¿Impedimento o chantaje?
Muchos vendedores se preguntan el por qué las autoridades haitianas se han mantenido renuentes a dejar pasar a sus nacionales a comprar, y se hacen sus propias conjeturas. Para Espinoza, los haitianos no van a aceptar únicamente comprar comida, sin que le permitan vender sus propias mercancías. «Ellos no van a venir aceptando esas medidas», señaló. Sin embargo, Báez considera que el cierre del portón fronterizo es más bien «un chantaje» de las autoridades haitianas.