Los personas pueden contraer esquizofrenia y otros trastornos mentales a través de un parásito común en los gatos, que penetra en el sistema nervioso central como consecuencia de una mordedura.
Investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) publicaron un estudio que afirma que tener un gato como mascota duplica el riesgo de esquizofrenia. El equipo realizó un metaanálisis de las investigaciones existentes en 11 países, incluidos EE.UU. y el Reino Unido, publicadas en los últimos 44 años.
En el estudio, los científicos plantean que la relación se debe probablemente a un parásito presente en los gatos domésticos llamado ‘Toxoplasma gondii’, que puede entrar en el organismo a través de una mordedura.
El parásito puede ingresar al sistema nervioso central e influir en los neurotransmisores, provocando cambios de personalidad, síntomas psicóticos y trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia, sugiere el estudio publicado en la revista Schizophrenia Bulletin.
El metaanálisis de los expertos de Australia confirmó una correlación entre tener un gato antes de los 25 años y un mayor riesgo de desarrollar trastornos relacionados con la esquizofrenia.
Sin embargo, los autores señalaron que uno de los estudios revisados, en el que participaron 354 estudiantes de psicología de EE.UU., no encontró ninguna asociación entre la posesión de gatos y las puntuaciones en una escala de esquizotipia. La escala de esquizotipia es un cuestionario que mide los rasgos de patrones de pensamiento inusuales y desorganizados, y se utiliza para ayudar a diagnosticar la esquizofrenia.
Al mismo tiempo, al comparar a los mordidos por un gato con los no mordidos, el subgrupo de mordidos obtuvo puntuaciones más altas en una escala de esquizotipia, añade Daily Mail.
Aunque los investigadores australianos han realizado un trabajo extenso, sus conclusiones han generado varias críticas en la comunidad científica. Muchos investigadores criticaron la revisión y señalaron que el análisis realizado no tuvo en cuenta adecuadamente los factores que podrían influir en los resultados, como el estatus social y económico, y los antecedentes familiares de la enfermedad.