Uno de los accidentes más comunes que pueden ocurrir con un teléfono móvil es que se moje, bien porque se ha derramado líquido sobre él o se ha caído al agua, por ejemplo. De hecho, un estudio de 2014 señala que el 25% de los usuarios han dañado sus teléfonos con agua o algún otro líquido.
Este incidente puede afectar al funcionamiento del dispositivo si no se actúa de manera rápida y eficaz, según advierte Ritesh Chugh, profesor titular de análisis y sistemas de información en la Universidad Central Queensland (CQUniversity) de Australia, en un artículo firmado en The Conversation.
Según Chugh, la humedad que queda atrapada en el interior del dispositivo puede hacer que las fotografías se vean borrosas, se altere el audio del teléfono o directamente no funcione, no reaccione ante la carga de batería o que incluso alguna de sus piezas internas se oxiden.
«Aunque los teléfonos nuevos se anuncian como ‘resistentes al agua’, esto no significa que sean a prueba de agua o totalmente inmunes al agua», señala Chugh, que enfatiza lo siguiente: «La resistencia al agua solo implica que el dispositivo puede soportar cierta exposición al agua antes de que ocurra un daño sustancial».
Para conocer la resistencia de nuestro teléfono móvil, basta con mirar el código de ‘Protección de ingreso’, comúnmente llamado clasificación IP, indica Chugh.
Esta clasificación muestra dos números: el primero se refiere a la protección contra sólidos como el polvo, mientras que el segundo indica la resistencia a líquidos, concretamente al agua.
Chugh pone el ejemplo de un teléfono con una clasificación de IP68, presente en los teléfonos iPhone 12 y Samsung Galaxy S21. En este caso, el dispositivo «tiene una protección contra objetos sólidos de 6 (protección total contra el polvo, la suciedad y la arena) y una protección contra líquidos de 8 (protegido contra la inmersión en agua a una profundidad de más de un metro)», explica.
Además, hay que tener en cuenta que los fabricantes de teléfonos llevan a cabo sus pruebas de IP en agua dulce, por lo que si el móvil se mojara en agua de mar o de piscina esta clasificación no sería fiable.
Cómo reparar un móvil mojado
Según este experto, lo último que se debe hacer es meter el teléfono en un recipiente con arroz, uno de los mitos más extendidos. En su lugar, Chugh ha elaborado una serie de recomendaciones que expone en nueve puntos:
Apagar inmediatamente el dispositivo y no presionar ningún otro botón.
En el caso de que el teléfono sea resistente al agua y se ha derramado o sumergido en un líquido que no sea agua, tanto Apple como Samsung recomiendan enjuagarlo sumergiéndolo en agua corriente (pero no bajo un grifo, lo que podría causar daños).
Secar el teléfono con toallas de papel o un paño suave.
Agitar suavemente el dispositivo para eliminar el agua de los puertos de carga, pero nunca de forma enérgica, ya que podría esparcir el líquido en el interior.
Retirar la tarjeta SIM.
En caso de tenerlo, utilizar un spray de aire comprimido para que el agua salga del dispositivo. Evite el uso de un secador de pelo caliente, ya que el calor puede romper los sellos de goma y dañar la pantalla.
Seque el teléfono (y especialmente los puertos) frente a un ventilador.
Deja el teléfono en un recipiente hermético lleno de paquetes de gel de sílice (esos paquetes pequeños que vienen dentro de zapatos y bolsos nuevos) u otro agente secante, ya que ayudan a absorber la humedad.
No cargar el móvil hasta que se esté seguro de que está seco, ya que cargar un dispositivo con líquido en su interior o en los puertos puede causar más daños. Apple recomienda esperar al menos cinco horas una vez que un teléfono parece seco antes de cargarlo (o hasta que la alerta desaparezca).
Por último, el experto indica que si el dispositivo continúa sin funcionar tras seguir los pasos anteriores, «no intente abrir el teléfono usted mismo. Es mejor que se lo lleve a un profesional», concluye Chugh.
Tomado de https://www.20minutos.es/