El útero es uno de los órganos que, junto con los ovarios, las trompas de Falopio y la vagina, forman parte del sistema reproductor femenino. Por este motivo, al igual que el resto de órganos que lo componen, es especialmente sensible a los cambios hormonales que se producen en la mujer a lo largo de toda su vida. Si existen, además, desequilibrios, es decir, que las hormonas no funcionan como deberían por exceso o por defecto de estas, se pueden producir una serie de desajustes y alternaciones que afecten a este órgano.
La doctora Irene Perelson, ginecóloga del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, nos cuenta cómo esos desarreglos hormonales pueden afectar al órgano más grande del aparato reproductor femenino.
¿Qué hormonas influyen directamente en el útero?
Las hormonas que influyen directamente en el útero son las hormonas sexuales femeninas, que son principalmente dos: los estrógenos y los progestágenos. Estas hormonas son producidas en los ovarios y son las responsables de desarrollar y mantener las características sexuales femeninas tras la pubertad (desarrollo de las mamas, aparición del vello, redistribución de la grasa…), además de tener una importante función en el ciclo menstrual, la fertilidad y el embarazo, “estas hormonas actúan a nivel de muchos órganos, pero específicamente a nivel uterino, los estrógenos aumentan el grosor del endometrio en la primera fase del ciclo menstrual, antes de la ovulación. La progesterona, en cambio, actúa en la segunda fase, tras la ovulación, para preparar ese endometrio como sustento y alojamiento del posible embrión si existiera fecundación e implantación del mismo”, cuenta la doctora. “Estas hormonas están reguladas por un sistema endocrino complejo que estimula su producción cuando la mujer pasa a la pubertad, que comienza con la menarquia -primera menstruación- hasta que llega a la fase de menopausia y su producción a nivel ovárico disminuye”.
¿Qué ocurre cuando estas hormonas de desequilibran en la edad reproductiva?
Al llegar la menopausia, la secreción de estas hormonas desciende, hasta que el ovario deja de producirla. Esto provoca que, de manera natural, se produzcan una serie de cambios en el cuerpo de la mujer: deja de menstruar y pueden aparecer síntomas como sofocos, palpitaciones, cefaleas, nerviosismo, insomnio, depresión, enfermedades cardiovasculares, atrofia vagina, etc.
Esto forma parte el proceso natural en la vida de una mujer, pero, cuando estas hormonas se desequilibran durante la etapa reproductiva puede dar lugar a serios problemas que se manifiestan también del útero, “tanto los estrógenos como la progesterona tiene un papel fundamental en la regulación del ciclo ovárico, ciclo menstrual de la mujer y, por tanto, son fundamentales en la época fértil y reproductiva”. Si estas hormonas fallan, el ciclo menstrual y la fertilidad pueden verse seriamente afectados.
Los principales síntomas de estos desarreglos hormonales en el útero son, según nos contó la Dra. Perelson, son:
•Amenorreas (ausencia de menstruación), tanto primarias (cuando no llega la menarquía) o secundarias, cuando desaparece en cualquier otro momento después de la menarquía.
•Oligomenorreas: menstruaciones poco frecuentes y escasas o con ciclos menstruales que duran más de 45 días.
•Metrorragia: sangrado excesivo en cantidad y tiempo
•Dismenorrea: dolor abdominal o pélvico que se presenta durante la menstruación, y muy frecuentemente relacionado con patología orgánica, como quistes, malformaciones…
También pueden aparecer dolor pélvico o sangrado entre ciclos.
Todos estos síntomas y desarreglos hormonales pueden dar lugar o influir en la aparición de algunas patologías, como…
•Endometriosis. Aunque no se sabe con exactitud qué la provoca, sí se sabe que un nivel alto de estrógenos favorece su aparición.
•Miomas, que son tumores benignos que aparecen en el útero, también están relacionados con niveles altos de estas hormonas, especialmente la progesterona.
•Hiperplasia Endometrial. El desmesurado crecimiento de las células del endometrio se puede producir como respuesta a una excesiva exposición de estrógenos y a un deficiente funcionamiento de la progesterona.
Las causas más frecuentes y conocidas que pueden dar lugar a estos desequilibrios hormonales son: hipotiroidismo, hipertiroidismo, hiperprolactinemia, Síndrome de Ovario Poliquístico, disgenesia gonadal, falla ovárica prematura, agenesia uterina, trastornos de la conducta alimentaria, amenorrea inducida por ejercicio o algunos medicamentos.
¿Cómo se tratan estos desarreglos?
Puesto que estos desequilibrios pueden estar provocado por diversas causas, como las enfermedades descritas anteriormente, el tratamiento dependerá del origen de estos desarreglos, “todos estos procesos hay que analizarlos y estudiarlos de forma individualizada en cada paciente y tener en cuenta que las alteraciones menstruales pueden ser la manifestación de una enfermedad crónica o aguda importante. Por ello, todas las mujeres que consulten por una alteración de su ciclo menstrual o infertilidad deben ser sometidas a una evaluación que incluirá una detallada anamnesis, y examen físico que nos orientará la toma de decisiones tanto para el estudio y tratamiento”, indica la Dra. Perelson.
“Una vez que determinada la causa, podremos buscar alternativas de tratamiento. Los de las irregularidades menstruales a menudo varían con base en el tipo de irregularidad y determinados factores del estilo de vida de la mujer, como si una mujer está planeando quedar embarazada”. Aun así, los más comunes suelen ser:
- Anticonceptivos orales.
- Inserción de dispositivos intrauterinos (DIUS).
-Reparación de la causa orgánica.
-Tratamiento de la enfermedad subyacente.
-Cirugía en algunos casos.
-En caso de infertilidad y deseo de tener un hijo, búsqueda de técnicas de reproducción asistida.
Tomado de https://www.20minutos.es/