Sexto día de las vacaciones escolares de otoño, que no terminan hasta el 25 de octubre, y Alemania marca su récord de contagios en 24 horas desde el inicio de la pandemia: 6.638 según los datos del Instituto Robert Koch (RKI). Ni siquiera el pasado mes de marzo se alcanzaron tantas infecciones en un solo día y, a pesar de que el cifra de muertes sigue relativamente bajo control, 9.716 hasta la fecha y 33 en las últimas 24 horas, es evidente que la multiplicación de los contagios somete la gestión del virus a más estrés. El número de pacientes en unidades de cuidados intensivos ha aumentado en la última semana de 450 a 620, en una población de más de 80 millones de habitantes, mientras que el número de camas UCI con respirador es unas 9.000.
El RKI advierte que hay laboratorios al borde de su capacidad, con las 1,2 millones de pruebas semanales y, sobre todo, señala que el valor R, la tasa de infecciones en siete días, es de 1,16, siendo el valor 1 el que el gobierno alemán ha fijado para ampliar las restricciones. Merkel acordó ayer con los Bundesländer una extensión del uso de la mascarilla donde haya más de 35 infecciones por cada cien mil habitantes y no más de 10 personas en reuniones y cierres a las 23:00 horas de bares y restaurantes en las zonas con más de 50 infecciones por cada cien mil habitantes. Alemania vuelve a recurrir a las medidas más duras tomadas en este país la pasada primavera, en lo peor de la crisis sanitaria, pero las medidas no pasaron de ahí, como le hubiera gustado a la canciller alemana, que lamenta que «esto no es suficiente para evitar una calamidad”. El ministro de Sanidad, Jens Spahn, apela a la responsabilidad de los ciudadanos: «Lo tenemos en nuestras manos, hoy nos estamos jugando si vamos a poder celebrar la Navidad o no».
El cierre de comercios, colegios y guarderías no se plantea, sin embargo, en Alemania. Las restricciones a los movimientos dentro del país serán de nuevo analizadas tras las vacaciones de otoño y Merkel se reserva un plazo para seguir tomando decisiones: «Si en diez días no se ha rebajado la tasa de contagios, habrá que seguir tomando medidas». Estamos hablando de posibles cierres regionales en los que la capital alemana, Berlín, tiene bastantes papeletas, con varios barrios como Mitte y Neukölln, con una incidencia en los últimos días superior a 100 por cada cien mil habitantes. Hasta que eso llegue, la estrategia alemana, muy resumidamente, es «más mascarilla y menos fiesta», en palabras de la presidenta regional de Renania Palatinado, la socialdemócrata Malu Dreyer, una de las principales opositoras a restringir la libertad de movimientos, entre los presidentes de los Bundesländer, a causa de los problemas de constitucionalidad y violación de derechos fundamentales que implican ese tipo de medidas.
Acción uniforme e inmediata
Michael Meyer-Hermann, profesor de la Universidad Técnica de Braunschweig y director del Centro Helmholtz para la Investigación de Infecciones, ha desarrollado un simulador para explora las posibilidades de comprender el sistema inmunológico con la ayuda de las matemáticas. Ayer fue invitado a la reunión entre la canciller Merkel y los presidentes de los Bundesländer y les advirtió que Alemania está «en el umbral de un crecimiento exponencial de las infecciones”, por lo que «los requisitos de mascarilla y las multas son muy importantes». «De concentraciones o eventos ni hablar», zanjó la pregunta. «Es necesaria una acción uniforme inmediata en Alemania y prohibir los viajes a las zonas de riesgo», pidió a los gobernantes, y alertó acerca de que «la estrategia de relajación prudente no sólo es preferible en términos de política sanitaria, sino también económicamente, puesto que el simulador muestra que si no se cierra a tiempo los daños para la economía son mayores a largo plazo».
Merkel es partidaria de tomar más medidas cuanto antes y teme que los alemanes, que hasta ahora han sufrido la pandemia en niveles mucho menos crudos que otros países europeos, se confíen demasiado en esta segunda ola. Pero esas medidas adicionales que la canciller desea implementar en todo el territorio alemán, como la prohibición a los hoteles de alojar a huéspedes procedentes de zonas de riesgo, chocan con la ley y los tribunales. Un tribunal administrativo de Baden-Wuerttemberg ha dado la razón a una solicitud urgente contra esa prohibición de alojamiento, presentada por un alemán procedente de Renania del Norte-Westfalia y había reservado unas vacaciones en el distrito de Ravensburg. Merkel ha reconocido su «frustración» y ha pedido a la población que limite voluntariamente «al menos a la mitad sus contactos habituales».
En el lado medio lleno del vaso, en Alemania hay ya alrededor de 284.600 personas se han recuperado de la enfermedad, en las últimas 24 horas alrededor de 2700 más que el día anterior.
Tomado de https://www.abc.es