El mercurio es uno de los químicos más peligrosos para salud, pues puede ocasionar graves daños en el sistema nervioso, la piel, los ojos, el sistema inmune o los riñones.
El 23 de febrero se celebra el Día del Compromiso Internacional del Control del Mercurio.
El 23 de febrero se celebra el Día del Compromiso Internacional del Control del Mercurio, fecha que conmemora la firma del acuerdo del Convenio de Minamata sobre el Mercurio, un tratado mundial para proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos adversos del mercurio, que es uno de los 10 productos o grupos de productos químicos que la OMS considera más peligrosos para la salud pública. Y es que la exposición humana a este elemento, presente de manera natural en el aire, el agua y los suelos, puede provocar graves problemas para la salud, incluso si esta exposición es pequeña.
Formas del mercurio y maneras de exposición
El mercurio está presente en la naturaleza y se puede liberar de varias maneras, como la actividad volcánica, la erosión de las rocas o la actividad humana, pero es esta última la principal causa de las emisiones de este elemento, fruto de combustión de carbón en centrales eléctricas, de procesos industriales, de la incineración de residuos o de la extracción minera.
El mercurio puede liberarle al medio ambiente en diversas formas:
•Metálico o elemental (Hg0), es muy volátil, por lo que se encuentra principalmente en la atmósfera, donde puede permanecer hasta dos años.
•Inorgánico (Hg+ y Hg++). Se encuentra en el suelo y procede de depósitos de mercurio elemental en sedimentos, agua y de las rocas, por lo que se puede liberar de manera natural o fruto de la actividad humana.
•Orgánico, como el metilmercurio -CH3Hg+- y el dimetilmercurio -(CH3)2Hg)-, que se produce mediante la acción de bacterias. Este es el tipo de mercurio que nos encontramos en la cadena alimentaria, pues se acumula en los peces y mariscos que luego consumimos, especialmente en los grandes.
Estas distintas formas tienen también distintos grados de toxicidad y las personas podemos vernos expuestas a cualquiera de estar formas, pero las principales vías de exposición son el consumo de pescado y marisco contaminado con metilmercurio (que se absorbe más fácilmente por nuestro organismo) y la inhalación de vapores de mercurio elemental desprendidos en procesos industriales, generalmente en contextos laborales.
Qué problemas de salud puede ocasionar
La exposición al mercurio puede causar graves problemas de salud, especialmente en los más vulnerables, como los fetos, cuya exposición al mercurio a través de la alimentación de la madre puede provocar serios problemas de desarrollo. Aun así, debemos ser conscientes de que todos estamos expuestos a este elemento. La clave está en no hacerlo ni en grandes cantidades ni por periodos prolongado de tiempo. Los efectos más comunes son, como advierte la OMS:
•El mercurio elemental y el metilmercurio son tóxicos para el sistema nervioso central y el periférico, y pueden provocar trastornos neurológicos y del comportamiento, con síntomas como temblores, insomnio, pérdida de memoria, cefalea o disfunciones cognitivas y motoras. Este efecto sobre el sistema nervioso es lo que hace que los fetos sean tan vulnerables a la exposición del mercurio, que además atraviesa fácilmente la placenta.
•La inhalación de vapor de mercurio inorgánico es, además, perjudicial para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, el reproductivo, los pulmones y los riñones. Las consecuencias pueden llegar a ser fatales.
•Las sales de mercurio inorgánicas son corrosivas para la piel, los ojos y el tracto intestinal, el hígado y, al ser ingeridas, pueden resultar tóxicas especialmente para los riñones y provocar desde proteinuria a insuficiencia renal.
Para evitar los efectos nocivos del mercurio sobre la salud de la población, la OMS propone:
•Promover el uso de energía limpia que no dependa de la combustión del carbón.
•Acabar con la minería del mercurio y el uso de mercurio en la extracción de oro, pues consideran que, al no destruirse, puede reutilizarse el ya extraído.
•Eliminar progresivamente el uso de productos no esenciales que contengan mercurio como las pilas, el mercurio de los termómetros, en los empastes dentales, en productos cosméticos, en electrodomésticos, etc. En algunos países, ya se ha legislado para retirar algunos productos.
¿Qué ocurre con el pescado?
Comer pescado es saludable, incluso los que contienen más cantidad de mercurio, por lo que no hay que dejar de consumirlo por temor a una contaminación por mercurio, solo tenemos que limitar las cantidades de algunos de ellos, sobre todo en algunas circunstancias.
Así, en 2012, la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) consideró que la ingesta semanal tolerable de metilmercurio (IST o TWI en inglés) fuera de 1,3 µg/kg de peso corporal y en 4 µg/kg de peso corporal para el mercurio inorgánico. Se trata de un límite que es difícil de superar, por eso considera que se deberá ser prudente sobre todo con niños menores de 10 años y mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, colectivos entre los que recomienda evitar pescados más ricos en mercurios, que son:
Rape, perro del norte, bonito, anguila, reloj, cabezudo, fletán, rosada del Cabo, marlín, gallo, salmonete, rosada chilena, lucio, tasarte, capellán, pailona, raya, gallineta nórdica, pez vela, pez cinto, besugo o aligote, tiburón, escolar, esturión, pez espada y atún.
Ante cualquier duda, podemos consultar las Recomendaciones de AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) sobre el consumo seguro de pescado.
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