Beber alcohol, sobre todo si no se hace de manera moderada, puede tener graves consecuencias para la salud. Si, además, tenemos un problema de salud previos, el riesgo se multiplica. Esto ocurre, por ejemplo, con las personas con diabetes, para las que consumir bebidas alcohólicas puede llegar a ser peligrosa por varios motivos: el aporte calórico, porque puede intervenir en la medicación y porque aumenta el riesgo de hipoglucemias.
Sin embargo, con algunas medidas de prevención y tomándolo siempre de manera moderada, se pueden reducir riesgos.
Cómo interfiere el alcohol en la diabetes
El consumo de alcohol debe ser moderado en todas las personas. De hecho, lo mejor la salud es que no tomemos nada de alcohol. Sin embargo, tomarlo de forma moderada es importante para minimizar los riesgos, algo que es indispensable en las personas con diabetes, pues interfiere de manera directa en los niveles de glucemia en la sangre y puede ser peligroso por varios motivos.
•Aumenta el riesgo de hipoglicemias. El alcohol se metaboliza en el hígado. Cuando tomamos alcohol, el hígado tiene que procesarlo y, para ello, deja de liberar glucosa. Esto puede provocar que los niveles de glucosa en sangre caigan drásticamente con el consecuente riesgo de hipoglucemia, especialmente si la persona con diabetes se inyecta insulina. Este riesgo permanece varias horas después de haber tomado alcohol. De hecho, puede perdurar hasta 36 horas, como indica la endocrinóloga Silvia Marín en este artículo. Además, estar en estado de embriaguez dificulta a la persona con diabetes reconocer los síntomas de hipoglicemia y esto puede hacer que busque ayuda demasiado tarde. Por otro lado, las hipoglucemias producidas por el alcohol no responder al glucagón (medicina de emergencia en caso de hipoglicemias graves), por lo que la única solución es comer y aportar azúcar. Si la persona llega a estar inconsciente, y no puede ingerir nada, la situación puede volverse muy peligrosa para el paciente.
•Puede interferir en la medicación, y hacer que esta tenga más o menos efecto, tanto si se trata de insulina como de medicamentos orales.
•El alcohol es muy calórico, por lo que el consumo regular contribuye al aumento de peso y a la obesidad, que repercuten directamente en el riesgo de padecer diabetes. Además, las calorías del alcohol se almacenan en el hígado como grasa, y la grasa del hígado hace que las células del hígado se vuelvan más resistentes a la insulina.
•Hay bebidas, como la cerveza, que son ricas en carbohidratos y su consumo puede contribuir a elevar los niveles de glucosa en sangre.
Cómo tomar alcohol de manera más segura
La cantidad de alcohol más segura para las personas con diabetes es cero, pero si se decide tomar alcohol, lo mejor es hacerlo teniendo en cuenta algunas precauciones.
•Nunca tomar alcohol si la diabetes está descompensada o descontrolada.
•No superar una bebida diaria en caso de las mujeres y dos en caso de los hombres.
•Consumir preferentemente bebidas alcohólicas secas, como vino tinto, champán seco… y de baja graduación. En caso de beber alcohol con más graduación, es recomendable mezclarlo con bebidas azucaradas para evitar las hipoglucemias.
•Nunca tomar alcohol con el estómago vacío, acompañarlo preferentemente de hidratos de carbono y beber el alcohol en pequeños sorbos.
•Especialmente las personas con diabetes tipo 1, es recomendable que se monitoricen la diabetes más a menudo si van a consumir el alcohol. Antes de tomarlo y hasta 24-36 horas después y especialmente antes de irse a dormir.
•Advertir a las personas con las que están bebiendo de su diabetes, para que estas puedan actuar en caso de emergencia. Las personas con diabetes no deberían beber nunca solas.
•No quedarse dormidos hasta tarde después de haber estado bebiendo la noche anterior, pues como advierten desde Fundación Diabetes, incrementa el riesgo de hipoglucemia.
Tomado de 20 Minutos