Los análisis de sangre suelen ser muy efectivos a la hora de diagnosticar y controlar determinadas enfermedades. Los resultados informan sobre el estado del cuerpo a través de distintos niveles que engloban al número de plaquetas, glóbulos rojos, blancos… Así, hay afecciones que se pueden diagnosticar fácilmente con una simple analítica y un estudio posterior específico. Es el caso, sin ir más lejos, de quienes padecen colesterol.
El colesterol es una sustancia cerosa y similar a la grasa que se encuentra en todas las células de nuestro cuerpo. Desempeña un papel vital en la producción de hormonas, la formación de membranas celulares y la síntesis de vitamina D. Sin embargo, cuando los niveles de colesterol en la sangre se desequilibran, puede tener consecuencias negativas para nuestra salud, especialmente en relación con el sistema cardiovascular.
Es importante tener en cuenta que existen diferentes tipos de colesterol, conocidos como lipoproteínas de baja densidad (LDL) y lipoproteínas de alta densidad (HDL) o lo que comúnmente se ha denominado, como colesterol ‘bueno’ y ‘malo’. Estas lipoproteínas son los transportadores de colesterol en la sangre y su impacto en la salud es muy diferente.
Colesterol LDL vs. HDL: ¿cuáles son las diferencias?
El colesterol LDL, comúnmente denominado colesterol ‘malo’, se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. El LDL transporta el colesterol desde el hígado hacia otras partes del cuerpo, donde puede acumularse en las paredes de las arterias. Con el tiempo, esta acumulación puede formar placas que estrechan las arterias y dificultan el flujo sanguíneo, aumentando así el riesgo de enfermedades del corazón, como la arteriosclerosis y los ataques cardíacos.
Por otro lado, el colesterol HDL, conocido como colesterol ‘bueno’, tiene un efecto protector en el sistema cardiovascular. El HDL transporta el colesterol de regreso al hígado, donde se elimina del cuerpo o se recicla. Además, el HDL tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que ayuda a prevenir la acumulación de placa en las arterias y reduce la inflamación en el sistema cardiovascular.
La diferencia clave entre el colesterol LDL y HDL radica en su efecto en la salud cardiovascular. El LDL tiende a promover la acumulación de colesterol en las arterias, lo que aumenta el riesgo de enfermedades del corazón, mientras que el HDL ayuda a eliminar el colesterol de las arterias y tiene un efecto protector en el sistema cardiovascular.
¿Cuál es el nivel máximo de colesterol malo?
Mantener niveles saludables de colesterol implica controlar tanto el LDL como el HDL. Los niveles recomendados de colesterol total en la sangre son menores a 200 mg/dL, pero es importante tener en cuenta la proporción entre el LDL y el HDL. Un nivel de LDL, o de colesterol malo, por encima de 100 mg/dL se considera poco saludable.
¿Cuál es el valor normal del colesterol bueno?
Por su parte, el colesterol bueno debe basarse en un nivel de HDL por encima de 40 mg/dL para hombres y 50 mg/dL para mujeres. En cualquier caso, para mantener el colesterol en equilibrio (bueno y malo) se recomienda seguir una dieta saludable, baja en grasas saturadas y trans, y rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras. Además, es fundamental realizar ejercicio regularmente, mantener un peso saludable, evitar el consumo de tabaco y moderar el consumo de alcohol.