El trágico caso de Arthur Morais Carvalho Nascimento, un niño de tres años, conmocionó a Brasil el pasado sábado 2 de noviembre de 2024, cuando falleció tras ser picado por un alacrán que se encontraba dentro de su bota en Jaguariúna, São Paulo.
La madre del menor descubrió al arácnido cuando su hijo acudió a ella llorando, llevándolo inmediatamente al Hospital Municipal Walter Ferrari.
“Mi mano no alcanzaba a tocar el fondo de la bota, así que la golpeé contra el suelo y el alacrán cayó. Estaba desesperada. No entiendo por qué no tenían el suero en el hospital local”, relató la madre, visiblemente angustiada. La falta del suero antiveneno en el hospital obligó a que el niño fuera trasladado al Hospital de Clínicas de la Unicamp, a una distancia de aproximadamente 40 minutos.
A pesar de recibir el suero antiescorpión y experimentar una ligera mejoría inicial, el estado de salud del niño empeoró, y su condición se agravó rápidamente.
Fue necesario ingresarlo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde fue intubado después de sufrir intensos dolores en el pecho. Lamentablemente, Arthur falleció en la mañana del día siguiente debido a complicaciones de la picadura.
El Ayuntamiento de Jaguariúna confirmó el fallecimiento de Arthur, aunque no emitió comentarios sobre la ausencia del suero antiveneno en el hospital municipal, lo que ha generado controversia y críticas hacia la infraestructura sanitaria local.
En respuesta, la Secretaría de Salud del Estado de São Paulo recordó que existen 221 Puntos Antivenenos Estratégicos distribuidos por el estado, diseñados para atender picaduras de animales venenosos, especialmente en niños menores de 10 años, dentro de la primera hora y media tras el incidente.
Este trágico suceso ha desatado un debate sobre la necesidad de mejorar la infraestructura hospitalaria en regiones vulnerables de Brasil.
En particular, se hace un llamado a reforzar la atención en los meses de calor y lluvias, cuando los incidentes con alacranes y otros animales venenosos son más frecuentes.