Densidad, espesor, brillo, volumen… Todas ellas son cualidades de nuestro cabello que con la edad empiezan a flojear. Y es que el envejecimiento capilar, al igual que ocurre con el de la piel, es un proceso biológico natural aunque, como indican los expertos, también es posible tomar medidas para retrasar los efectos del paso del tiempo.
El doctor Alejandro García, de la clínica Hospital Capilar, explica como este envejecimiento del pelo depende, en parte, de variantes genéticas u hormonales pero también del estilo de vida que mantenga cada persona: “El envejecimiento capilar no es más que una alteración fisiológica natural ocasionada por la edad, que modifica la estructura de nuestro cabello a nivel macro y microscópico y hace que perdamos cabello con el paso de los años, debido al envejecimiento de las células madre de los folículos pilosos. Esta situación afecta por igual a hombres y mujeres y a todo tipo de cabellos y dependerá, en gran medida, del componente hereditario u hormonal, aunque influyen otros muchos condicionantes externos como el sol o la contaminación ambiental e, incluso, el tipo de etnia o raza de la persona”.
¿Cuales son los principales síntomas del envejecimiento capilar? El especialista destaca dos: por un lado, la aparición de las canas, y por otro, la disminución del grosor de los folículos pilosos, que a su vez produce una pérdida de densidad y de volumen capilar de más de un 20% y contribuye a una mayor fragilidad del cabello, aumentando el riesgo de rotura a largo plazo y puntas dobles.
Además, el pelo tiende a volverse más seco y a perder parte de brillo y de su pigmento natural, volviéndose más opaco, deslucido y delicado.
Con el paso de los años la renovación celular y el aporte sanguíneo que llega al cabello disminuyen afectando a su calidad así como también le afectan los cambios hormonales. El doctor lo explica así: “Con el paso del tiempo, la velocidad y calidad de la renovación celular disminuye, así como el aporte sanguíneo que llega al cuero cabelludo, lo que ocasiona que los folículos no dispongan de la cantidad previa de nutrientes transportados por la sangre. Asimismo, con la edad, también se genera un cambio hormonal en ambos sexos. En el caso de las mujeres, por ejemplo, la menopausia produce una bajada brusca de los niveles de estrógeno, lo cual hace que el pelo se vuelva más fino, quebradizo y se caiga más”.
Cómo frenar el envejecimiento
El experto señala que es posible adoptar hábitos que ayuden a retrasar el envejecimiento en el cabello. Estos son sus principales consejos:
Realizar una rutina capilar adecuada
Una buena higiene del cabello diaria es fundamental para mantener nuestro cuero cabelludo sano, así como utilizar productos adecuados para cada tipo de cabello. Se debe optar por productos capilares poco agresivos para el cuero cabelludo, sin sulfatos y de calidad, que nutran y protejan al cabello. “En el caso de haber perdido densidad y volumen, se aconseja usar un champú o algún producto que fortalezca el cabello”, subraya el especialista.
Proteger el cabello del sol
“Las quemaduras solares son otro factor muy frecuente de aceleración del envejecimiento capilar, por lo que la protección capilar, sobre todo en verano, se vuelve muy importante”. Se recomienda la utilización de fotoprotectores solares, así como por el uso de cualquier tipo de sombrero o gorra que ayuden a proteger el cuero cabelludo de la exposición solar.
Seguir una dieta equilibrada
Los alimentos ejercen un papel fundamental en el crecimiento y fuerza del folículo piloso por lo que una dieta desequilibrada va a provocar la aceleración del envejecimiento capilar. Se recomienda seguir una dieta variada con abundancia de frutas, verduras, legumbres y cereales. “Es necesario aportar al cabello las vitaminas que necesita para crecer fuerte y, por tanto, una dieta no balanceada, con un aporte pobre de macro y micronutrientes, dificulta tener los recursos necesarios para que los folículos pilosos puedan crecer fuertes y sanos”, detalla el doctor García.
Reducir el uso de herramientas de calor
Se recomienda aplicar un protector térmico antes de utilizar secadores o planchas, y procurar usarlos, además, a la menor temperatura posible.
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