En la provincia Monseñor Nouel, el movimiento social y ambiental de Bonao ha presentado un plan de rescate del río Yuna, en respuesta a la alarmante situación ecológica que amenaza su cuenca. La iniciativa, llamada «Salvemos al Río Yuna», denuncia los graves daños provocados en la cuenca alta, atribuidos principalmente a la deforestación y al uso intensivo de los suelos para agricultura y ganadería.
El grupo señala que estas actividades han erosionado severamente la región, sumándose ahora un problema creciente: el desarrollo inmobiliario descontrolado dentro de áreas protegidas, lo que ha empeorado el deterioro ambiental.
En la cuenca media y baja del río, la coalición advierte sobre la extracción no planificada de agregados y la creciente contaminación industrial, que incluye residuos tóxicos y efectos adversos de la minería. Según los activistas, estas acciones están llevando al río a un estado de degradación tan profundo que, sin medidas inmediatas, podría volverse irrecuperable en el corto plazo.
Los miembros de la coalición también critican la inacción de las autoridades, a quienes acusan de permitir un «crimen ecológico» impulsado por la ambición de quienes explotan la tierra sin consideración por su impacto ambiental. Además, subrayan que la pobreza rural y la falta de servicios básicos agravan aún más la situación.
El movimiento hace un llamado urgente al Ministerio de Medio Ambiente para que implemente medidas drásticas en los Parques Nacionales La Humeadora y Valle Nuevo, áreas claves para la recuperación de la cuenca alta del río. Con más de 200 kilómetros de recorrido, el río Yuna no solo es vital para el riego de gran parte de la producción arrocera del país, sino que también abastece de agua potable a 27 acueductos en siete provincias de la región Norte.
El mensaje es claro: la restauración del río Yuna es esencial para la sostenibilidad ambiental y económica de toda la región, y no puede esperar más.