Este jueves, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció un nuevo paquete de políticas migratorias. A partir de su entrada en vigor, los ciudadanos de Venezuela, Nicaragua, Haití y Cuba que intenten cruzar ilegalmente serán expulsados en caliente. Y, como castigo, se enfrentarán a cinco años sin poder entrar a Estados Unidos. Esto como antesala al primer viaje que hará el mandatario a la frontera con México.
Los cubanos, nicaragüenses, haitianos y venezolanos lo van a tener más difícil para cruzar la frontera de Estados Unidos. Este jueves, el presidente Joe Biden anunció que expulsará ‘en caliente’ a los ciudadanos de estos países que crucen ilegalmente y, para ello, hará uso de las leyes de migración heredadas de la presidencia de Donald Trump.
«Este nuevo proceso es ordenado, seguro y humano (…) A los migrantes de estos países les digo: no se presenten sin más en la frontera», dijo Biden en su discurso sobre seguridad en la frontera desde la Casa Blanca.
A cambio, el mandatario demócrata anunció que permitirá la entrada de hasta 30.000 personas de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela al mes durante dos años. Pero, los postulantes a esta migración legal deberán cumplir con una serie de requisitos: deben tener un «patrocinador» o lazos demostrables en Estados Unidos y pasar los controles de investigación y antecedentes.
“El mensaje es claro. Las personas deben quedarse donde están y comenzar el proceso allá”, añadió Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional.
Como castigo, quienes intenten cruzar ilegalmente la frontera se exponen a la prohibición de entrar en el país durante cinco años bajo el Título 8 -el que será heredero del Título 42-.
Al respecto, los grupos de defensa de los derechos de los migrantes tildaron de «peligrosa, confusa e ineficiente» la nueva política. Entre los problemas que señalan, están la polémica devolución en caliente y el veto si se entra ilegalmente.
«Nos decepciona enormemente el anuncio de una ‘prohibición de tránsito’ que limitará drásticamente los derechos legales de quienes buscan asilo y protección en la frontera sur. Instamos al presidente Biden para que se aparte de políticas que socavan nuestros valores y la meta, prometida por el Gobierno, de un sistema de inmigración más justo, humano y ordenado», dijo Sergio González, director de Immigration Hub, a la agencia EFE.
«Un enfoque de ‘palo y zanahoria’ puede funcionar con burros, pero nunca funcionará con personas que huyen de la violencia», apuntó la organización Asylum Seeker Advocacy Project en redes sociales.
A esto se suman las críticas contra el Título 42, la ley de salud pública -impuesta durante la pandemia por Trump- que avala las deportaciones en caliente y que se espera que el Tribunal Supremo de Estados Unidos revise el próximo febrero.
El Gobierno de Biden ya ha intentado levantar la medida anteriormente, pero el Tribunal Supremo le ha ordenado mantenerla cautelarmente debido a la situación en la frontera.
Las organizaciones también le recriminan al presidente que este tipo de anuncios está muy lejos de una de sus promesas de campaña: proteger los derechos de los migrantes.
Problemas de Joe Biden para administrar la frontera
La frontera de Estados Unidos con México ha sido un dolor de cabeza para el mandatario desde que asumió el cargo. Pero ha ido empeorando con el tiempo.
El año pasado, la migración irregular batió récords y se ha convertido en un arma para la oposición conservadora. Los republicanos sostienen que sufren una «invasión» y han amenazado incluso con procesar políticamente a Mayorkas. También han bloqueado fondos en el Congreso para las reformas migratorias de Biden y para financiar los entes migratorios actuales.
«No tenemos suficientes jueces de migración para adjudicar las solicitudes de asilo», dijo el mandatario sobre el problema de financiación.
Por su parte, México, que funciona como muro de contención para Estados Unidos, celebró la noticia. Según este mismo plan, aquel país aceptará hasta 30.000 migrantes expulsados de la nación vecina al mes.
«México recibe con agrado el anuncio de nuevas acciones por parte de EE. UU. para lograr una migración ordenada, segura, regular y humana», publicó el Gobierno en su página oficial.
Pero, si el flujo migratorio actual sigue, ni las vacantes de asilo de Estados Unidos ni las devoluciones a México serían suficientes para contener a los migrantes. Solo en el mes de noviembre, al menos 82.000 personas de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua intentaron llegar a EE. UU a través de México, según datos del gobierno estadounidense.
Y es que, hasta el momento, las políticas migratorias de la administración de Biden se han mostrado insuficientes y han recibido críticas, incluso dentro del propio partido.
«Mantener el Título 42 es una reliquia desastrosa e inhumana de la agenda de migración racista de la Administración Trump», apuntó el senador demócrata Bob Menéndez.
El domingo, Joe Biden visitará El Paso en su primer viaje a la frontera con México desde que asumió el cargo. Allí, el bastión demócrata ha intentado capear en los últimos meses la llegada masiva de migrantes, que será el tema principal de la agenda del presidente durante su estancia.
Y, el lunes, proseguirá su viaje hasta Ciudad de México para reunirse con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. También se espera que esta crisis migratoria sea uno de los temas centrales de la reunión.