Jovanny Montero analiza el caso de Wander Franco y llama a peloteros a entender que son figuras públicas
Santo Domingo. – A propósito del caso del pelotero dominicano Wander Franco, quien se ha visto envuelto en un caso judicial, acusado de involucrarse con una menor de edad, el psicólogo deportivo Jovanny Montero comentó que la prensa estadounidense dio a conocer que el equipo que lo contrató manifestó desconocer su comportamiento fuera del terreno y que ya han empezado a tomar acciones.
Apuntó que un “journal” de Estados Unidos, de los Tampa Ray Time, escribió un resumen del caso de Franco y que el título decía “No nos dimos cuenta”, haciendo referencia a algunos comportamientos del pelotero.
“Esto es sumamente importante porque le exigimos al pelotero un comportamiento dentro del terreno, pero qué pasa con aquellos que salen y cambian el comportamiento. Los peloteros tienen que entender que ellos no tienen una vida privada, usted es una figura pública”, dijo el especialista.
Añadió que las inconductas que han manifestado muchos peloteros la han expresado fuera de los estadios, pero que todos firman un documento para garantizar el dinero que se les paga, es decir, que ningún atleta está en desconocimiento de lo que debe hacer y lo que no.
Sobre lo que pasará con el futuro de Franco, Montero dijo que hay una parte que no tiene que ver con Grandes Ligas y esa es la de la embajada o la oficina para emitir una visa de trabajo, al destacar que son muy estrictos.
“Usted puede ser quien sea y si no cumple con los lineamientos, usted no aplica, y aunque Franco salga liberado de esta situación, enfrenta esta otra, porque moralmente los norteamericanos exigen un comportamiento que va contra lo que ha pasado”, manifestó durante su participación en Reseñas, programa que conducen los periodistas Rafael Núñez y Adelaida Martínez R., por Entelevisión cada sábado a las 9:00 de la noche.
Apuntó que ya el equipo empezó a retirar toda la memorabilia de Franco y señaló que un aspecto a tomar en cuenta es que la sociedad norteamericana, aunque no es perfecta, hay elementos que no perdona porque el béisbol para ellos simboliza la familia, es un deporte familiar.
Puso como ejemplo el caso de Tatis Junior, quien pudo recuperar su imagen y ha logrado enderezar su camino, al expresar que, en el caso de Franco, es lamentable lo que ha pasado.
La familia de Wander Franco, de tradición deportiva
Un aspecto para destacar es que la familia de Wander Franco es de tradición deportiva, tanto del lado paterno como el materno, lo que invita a preguntarse: ¿por qué el joven teniendo tantos referentes, se desvió del camino al involucrarse con una menor de edad, caso por el que fue sometido.
Al respecto, el psicólogo deportivo compartió que hace unos meses tuvo el privilegio de conocer a la familia de Franco, porque le correspondió evaluar a un primo del pelotero, del cual dijo “es un muchacho muy correcto, con valores y tradiciones familiares bastante estables”.
“Tuve la oportunidad de conocer al abuelo de Franco, que fue quien lo inició y le daba prácticas en el patio y quien se considera mejor siol store del sur de todos los tiempos, yo no lo conocía y me sorprendí. Entonces, como me tocó evaluar la familia de Franco y el entorno… lo que vi del abuelo, de los tíos, de los primos, de las tías… realmente fue bastante agradable, es decir, no podemos tomar a la familia para explicar un comportamiento de esta manera, imposible”, señaló.
Fuera de control
Al preguntarle qué es lo que pasa con estos muchachos del perfil de Franco en el ámbito deportivo, Montero respondió que lo que hay es un descontrol y poca capacidad de manejar recursos económicos de esa magnitud.
Manifestó que lamentablemente hay una subcultura donde “el que tiene dinero entiende que puede hacer lo que quiera y no va a pagar las consecuencias.
“Entonces, partimos de ahí, de ese punto que parece inofensivo, pero que está ahí y nadie le hace caso y cuando consigo esa cantidad de dinero, recursos muchas veces ilimitados, entonces empiezo a creerme que yo puedo hacer lo que quiera”, razonó el especialista.
Expresó que eso se vio evidenciado en el caso de Franco que, aun estando en temporada, venía por un día y se iba al otro día; venía en la mañana y se iba en la tarde y que esas salidas del joven pasaban desapercibidas, prácticamente, porque nadie se daba cuenta de que estaba en el país.
“Fácilmente ni la organización se daba cuenta de esos viajes, porque cuando ellos están libres, los días que no tienen juegos ni prácticas, ellos pueden hacer lo que quieran porque en Estados Unidos no es como aquí, que están en claustro; aquí tienen control de los peloteros cuando están en los complejos, pero una vez usted llega a Estados Unidos, usted es un adulto, es un profesional y tiene que cumplir con las responsabilidades”, explicó Montero.
Explicó que cuando esos muchachos no están preparados para asumir esa responsabilidad entonces le salen aquellas cosas que no deberían hacer”, dijo.
De 30 academias, solo una tiene un psicólogo deportivo
Sobre si las organizaciones de Grandes Ligas orientan o no a los muchachos en cuanto a lo que deben hacer y lo que no, Montero dijo que una de las cosas que no pueden alegar, ni Franco ni ningún pelotero, es desconocimiento, porque “de fuente primaria les puedo asegurar que las organizaciones hacen un esfuerzo enorme porque estos muchachos se eduquen”.
Como dato, ofreció el detalle de que no son todas las academias que tienen un psicólogo deportivo, solo una de 30, pero que hay que resaltar que todas las organizaciones siempre están orientando a los muchachos sobre las cosas que no deben hacer.
“Pero estamos hablando de que muchos de estos muchachos no tienen una base sólida de valores familiares, entonces, cosas como esas se dan”, expresó Montero.
Sobre los servicios que ofrece a las academias un psicólogo deportivo, Montero explicó que se analiza el perfil del prospecto a firmar y se brinda un informe de si tienen un perfil de alto o bajo riesgo, evaluándose las características familiares, personales, el historial del pelotero dentro y fuera del terreno, entre otros aspectos.