Franyeli Elizabeth, la bebé de cuatro meses que falleció de manera inexplicable el pasado jueves 15 mientras era cuidada por una señora en el sector Los Frailes II, en Santo Domingo Este, había sido un «milagro de Dios» para su madre.
Mientras esperaba el cadáver de su niña en el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), Jhandys Massiel Pérez contó a Diario Libre entre lágrimas que no podía tener más hijos debido a que tenía una condición de salud complicada.
«Dios me la dio después de tantas oraciones y mira, me la mataron», expresó Jhandys al señalar que le había enviado un mensaje a la señora Milagros López Lucas para indicarle que ya le había dado leche a la niña y no le diera más.
Sin embargo, relató que la señora le dio más leche y se quedó dormida, olvidándose de la infante. Cuando los médicos la examinaron, le informaron a la madre que los pulmones estaban llenos de leche y flema.
La niña fue llevada a la casa de cuido a las 8:00 de la mañana y fue buscada como de costumbre a las 12:30 del mediodía, cuando su madre salió de laborar.
Jhandys describió a su bebé como una niña feliz y llena de vida. Afirmó que estaba completamente sana y simplemente confió en la señora Milagros, ya que en otras ocasiones había cuidado a sus dos primeros hijos, que ahora tienen 8 y 6 años.
Según explicó, Milagros le entregó a su niña sin vida frente a sus dos hijos, quienes se desplomaron al suelo al ver a la niña con un color más oscuro de lo habitual y su rostro rígido.
Jhandys salió corriendo con la bebé en brazos e intentó darle respiración boca a boca y golpecitos en su espalda para intentar reavivarla antes de llevarla al hospital Darío Contreras, donde la niña llegó sin signos vitales.
Piden investigar a Milagros y esposo
Hasta el momento, la Policía Nacional no ha ofrecido declaraciones sobre el hecho. Los familiares de la niña piden una investigación en contra de Milagros López y de su esposo, solo identificado como «Teto».
La madre de la niña indicó que tras la muerte de su hija volvió a la casa donde la cuidaban para recoger sus pertenencias, y que el esposo de Milagros le expresó que ella no tenía culpa de nada y, que si hay un responsable, era él, sin ofrecer más detalles al respeto.