Santo Domingo, RD. Mientras no pocas naciones cerraron el 2021 en medio de una incertidumbre económica exasperante como resultado de la crisis pandémica, República Dominicana apareció en la lista como la segunda economía de la región sorteando factores múltiples.
La inflación es el único aspecto macroeconómico que nadie pudo eludir, ni siquiera Estados Unidos la mayor economía de occidente, pero tampoco China. En el caso dominicano no ha sido fortuito: se debe al torniquete puesto por las autoridades monetarias, que nos evitó consecuencias peores.
No fue por un acto de prestidigitación que el país fuera reconocido por el excelente manejo en el ámbito de política macroeconómica, superando a sus pares de la región, y en otros casos por encima de países de mucho mayor desarrollo.
Y es que la experiencia no se improvisa. El Banco Central de la República Dominicana (BCRD)ha venido tomando las decisiones adecuados de política monetaria con lo que ha minimizado las amenazas latentes, como ocurrió más recientemente.
Con el incremento de un 3.50 por ciento a 4.50 por ciento de la Tasa de Política Monetaria (TPM) anual, el BCRD se adelanta a las amenazas inflacionarias persistentes en el entorno global, al generar un aumento a una tasa de 100 puntos básicos, con lo cual retorna a los niveles prepandémicos (2019).
En noviembre del año pasado, el BCRD hizo un movimiento oportuno de la TPM al llevarla de 3.0 por ciento a 3.50 por ciento anual.
Con el retorno a la tasa original prepandemia, el BCRD inicia un proceso ordenado de convergencia gradual de la inflación actual de alrededor de un 8 por ciento al rango meta del programa monetario de 4.0% ± 1.0%, en la segunda mitad de este año 2022.
De acuerdo con las proyecciones de la entidad rectora de política monetaria y cambiaria, la economía dominicana estaría creciendo entre 5.5% y 6.0% en 2022, tasa por encima de su potencial, a la vez que se mantendría la tan preciada estabilidad de precios.
Para las autoridades económicas ha sido pertinente explicar a los actores políticos, a la opinión pública y a las distintas fuerzas que inciden en la actividad productiva, la importancia de esa decisión de política monetaria, como forma de contribuir a entender el porqué de la decisión:
“El mundo ha estado afectado por un proceso inflacionario global, originado en un exceso de demanda de bienes a nivel en un contexto en que existen importantes disrupciones en la producción mundial. Por ejemplo, el traslado de un contenedor de productos de un puerto chino a un puerto en occidente que, en promedio costaba unos US$2,000 antes de la pandemia, ha superado los US$10,000 durante el año que recién termina. A la vez, se han incrementado los precios de los commodities, particularmente el petróleo WTI que ha aumentado de US$48.40 el barril al cierre de 2020 a unos US$77 el barril en diciembre 2021, para un crecimiento interanual en torno a 60.0%”.
El incremento de la inflación en América Latina sobre los niveles proyectados por los bancos centrales ha obligado a mover sus tasas de política monetaria hacia el alza, como se ha registrado en los siguientes países:
Brasil (725 puntos básicos), Paraguay (450 puntos básicos), Chile (350 puntos básicos), Perú (225 puntos básicos), Colombia (125 puntos básicos), México (125 puntos básicos), Uruguay (125 puntos básicos) y Costa Rica (50 puntos básicos).
Pero el amigo lector no vaya a creer que esa medida de control de la inflación ha sido exclusiva de los países en vías de desarrollo, pues las economías desarrolladas se vieron forzadas a hacer lo propio:
Tal es el caso de Inglaterra que incrementó su TPM recientemente y de la Reserva Federal de Estados Unidos de América que inició el retiro gradual de su estímulo monetario, a la vez que anunció aumento de tasas para el primer trimestre de 2022, luego de registrar en noviembre una inflación de 6.8%, la más alta en este país en casi 40 años.
Con este movimiento, las autoridades del BCRD buscan preservar la estabilidad de precios y mitigar los riesgos de un sobrecalentamiento de la economía, pero sin poner en peligro la sólida recuperación económica que ha logrado la actual administración.
Es bueno aclarar que las autoridades han previsto que los préstamos colocados por las instituciones financieras con fondos del BCRD durante la pandemia, por períodos de hasta tres años y a tasas muy bajas, mantendrán las mismas condiciones, por los que los agentes beneficiados por estas colocaciones no se perjudicarán del aumento de tasas realizado.
Es importante destacar que la tasa de 4.50% anual que rige en la actualidad no es considerada alta, comparada con los valores históricos de la TPM. De hecho, si se tienen en cuenta que el punto central de la meta de inflación del BCRD es 4.0%, estamos hablando de una tasa real apenas positiva.
Con el crecimiento de un 12 por ciento y con unas reservas internacionales que superan los US$ 12, 800 millones al cierre del año, República Dominicana tiene razones para empezar un nuevo año con optimismo y esperanza.
Tomado del Listín Diario