Los afluentes sufren las agresiones del vertido de desechos por parte de los habitantes de sus riberas
El río Nigua, en la provincia San Cristóbal, se ha vuelto una especie de “vertedero improvisado” para los habitantes de las comunidades asentadas en sus riberas.
Montones de fundas plásticas de todos colores repletas de desperdicios, muebles viejos, sillas, zapatos, cartones, residuos de construcción, sacos y otros tantos desechos es lo que se observa reposar a lo largo de las orillas y entre el contaminado caudal del disminuido afluente.
Residentes de los barrios La Jeringa y Las Flores, que colindan en las proximidades del río Nigua, cuya principal subcuenca es el río Yubazo, no se inmutan en agredir de forma constante su cauce con el inadecuado hábito de lanzar cualquier tipo de desperdicio a las aguas sin sopesar las consecuencias en la utilidad de los recursos hídricos que provee.
“Eso era una hermosura pero lamentablemente nosotros mismos en la comunidad no tenemos la conciencia suficiente y dañamos el río”, manifestó Andrés González, residente en La Jeringa.
Al conversar de las condiciones del río durante un recorrido con reporteros de elCaribe por la zona, González lamentó que pese a los esfuerzos en los trabajos para la recolección de los desechos los comunitarios no pierden la costumbre de verter la basura y contaminar las aguas. “Aquí viene el camión dos veces a la semana a recoger la basura y pasando el camión a los diez minutos vienen personas a tirar sacos de basura ahí. Entonces si las autoridades se ponen en eso y multan a las personas que tiran basura en el río puede funcionar, esa es la única manera”, puntualizó.
Otros moradores entrevistados justificaron su accionar bajo el alegato de no tener un lugar para colocar la basura. “Ellos no vienen a limpiar ni mandan el camión por eso es que uno tira la basura ahí. Y eso estaba más sucio, eso fue que lo quemaron”, expresó a Anlly Arias, quien junto a un grupo de vecinos tomaba sombra bajo un árbol al lado del gran cúmulo de desechos sólidos sin que su presencia pareciera molestarle.
La situación de agresión al hábitat de los ríos no es exclusiva del río Nigua. Los ríos Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna, Nizao, Camú, Ozama e Higuamo son otros de los que se citan entre las fuentes hídricas del país que languidecen fruto de la contaminación, la deforestación, la extracción de materiales y otros factores que influyen en su deterioro al que por años han sido sometidos a su paso entre las comunidades que amenazan su sostenibilidad.
Para el ambientalista Luis Carvajal, la mala práctica de las comunidades que confluyen en la cercanía de los ríos, es uno de los principales factores que desencadena cada vez más el “estado crítico” de los afluentes en los que se aproximan o que atraviesan ciudades en República Dominicana.
Explica que en el río Nigua la situación se agrava porque es una fuente altamente contaminada, con un nivel de eutrofización (fermentación de la basura) que disminuye la disponibilidad del agua.
Señala además que el deterioro de su cuenca alta, la eliminación del bosque ribereño o bosque de galería, la recepción de aguas no tratadas de la actividad industrial y agrícola, así como la falta de plantas de tratamiento municipales y la extracción de materiales, también han sido componentes que influyen en su degradación.
“En el manejo de los desperdicios sólidos se mezclan muchos factores. Hay un factor educativo que prima, pero hay también muchas comunidades rurales, e incluso, urbanas los basureros y depósitos de basura están próximo a la orilla del río y la gente ve casi natural depositar la basura próximo al río para cuando haya una crecida se la lleve. Y eso luego tiene que ver con una falta de ordenamiento del territorio, de regulación, de educación y acompañamiento”, indica el experto al ser consultado.
Precisó que la falta de políticas ambientales de rescate y las debilidades en la claridad de una estrategia para abordar el problema multicausal de la degradación de los ríos son otros de los factores que está profundizando el problema. “Se necesita una política educativa alrededor de los ríos y un sistema de monitoreo que involucre y haga la gente partícipe” dijo.
En los intentos de rescatar los recursos hidrográficos del país se han puesto en marcha múltiples esfuerzos. Entre estos figura el Plan de Manejo Integral de las Cuencas Hidrográficas, lanzado por la actual gestión de Gobierno, que prioriza quince cuencas, con base en criterios socioeconómicos y ambientales a fin de garantizar el agua como recurso indispensable para el desarrollo del país. Estas son: Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna, Nizao, Camú, Ozama-Isabela, Las Cuevas, Artibonito, Higuamo, Maguaca, Chacuey, Macasías, Guayubín, Nizaíto y Nigua. Las cuencas prioritarias comprenden 88 municipios con una población superior a los 5 millones de habitantes.