La batería se encuentra entre las especificaciones a las que más atención prestan las tecnológicas en el desarrollo de «smartphones». Tanto que, a día de hoy, no es extraño encontrar un dispositivo de gama media que cuente con una que, como mínimo, roce los 4.000 mAh de potencia. Lo que garantiza, al menos sobre el papel, una autonomía superior a las 48 horas, siempre y cuando el terminal reciba un uso normal. Sin embargo, con el paso de los años, y del consecuente uso, es habitual que la batería no responda igual que el primer día. A pesar de ello, existen métodos que permiten frenar el deterioro y aumentar su vida útil. Recogemos algunos que debes tener en cuenta si no quieres cambiar de móvil con mucha regularidad.
Solo cargadores oficiales
Los fabricantes de teléfonos recomiendan, por norma general, que se use el cargador incluido con el dispositivo o, en caso de que no lleve, como está siendo habitual con los últimos modelos de iPhone, al menos alguno que haya sido certificado por la firma. La diferencia, es que estos dispositivos han sido sometidos a pruebas de estrés de las compañías para garantizar que su rendimiento es el esperado. En caso de que se opte por otro modelo, es posible que el dispositivo tarde más en cargarse, que no se cargue en absoluto o que la batería sufra daños.
Mantenlo cargado
Lo primero que hay que tener en cuenta, es que la vida de la batería de un teléfono móvil se mide en ciclos, que se cumplen cuando el dispositivo se carga y descarga por completo. Las baterías de los «smartphones» deberían durar, como apuntan en un comunicado expertos de la plataforma de dispositivos reacondicionados Librephonia, entre 3.000 y 4.000 ciclos. Sin embargo, la «vida media de una batería se encuentra entre 300 y 500», explican desde la compañía. En el caso de las nuevas baterías de iones de litio, los ciclos de carga se contabilizan de forma modular. Esto significa que «si gastamos un 25% del 100%, cargamos el terminal al 100% y volvemos a gastar un 25%, el total del ciclo de carga es del 50% con lo que nos quedaría otro 50% del ciclo», apuntan las mismas fuentes.
No lo uses mientras está enchufado
Cuando empleamos el dispositivo mientras está enchufado es normal que se caliente. Algo que es malo para la batería, ya que estará forzando al teléfono a hacer un uso cercano al 100%. Este problema de sobrecalentamiento se agrava porque los teléfonos no tienen elementos activos de ventilación, como puede ser la refrigeración por ventilador o líquida que ayudan a que el calor se disipe.
Cierra lo que no estés empleando
Para cuidar la batería también se deben cerrar las aplicaciones en segundo plano y desactivar funciones que no se utilizan frecuentemente, ya que consumen carga. Aplicaciones de redes sociales, juegos y funciones como el GPS y la conexión Bluetooth son las que más gastan.
Actualiza menos el correo
Otra recomendación es reducir la actualización del correo electrónico. Se puede configurar para que la frecuencia de actualización sea cada 15, 30, 60 minutos o de forma manual. Así el teléfono no tiene que estar continuamente buscando emails en los buzones de correo. Esta medida puede ayudarte, además, a estirar la batería y no quedarte desconectado si pasas muchas horas al día fuera de casa.
La pantalla, mejor apagada
Algunos estudios elaborados en los últimos años apuntaban que los usuarios consultan sus «smartphones» una media de 150 veces al día. Un tiempo que provoca que el componente que tiene más consumo de energía -la pantalla- esté continuamente drenando la batería. Por esta razón, los expertos creen que es necesario establecer un periodo de tiempo corto para que se apague y reduce el nivel de brillo. El ajuste del brillo automático es una buena opción.
Tomado de https://www.abc.es