Santiago. La historia de Santiago en la primera mitad del siglo XVI se encuentra sepultada en Jacagua y lo que podría revelar un proyecto de investigación arqueológica es invaluable.
De acuerdo con el historiador Edwin Espinal Hernández, la ansiada conservación y puesta en valor de las ruinas de Santiago en Jacagua tiene más de cien años de espera y la familia Benoit, propietaria de los terrenos en las que se encuentran, sufre el desencanto de ser custodia de un patrimonio cultural inmueble al que no se le ha dado atención.
Considera que, podría integrarse a los cercanos Monumento Natural Saltos de la Tinaja y Jardín Botánico Eugenio de Jesús Marcano en un gran complejo ambiental y asimismo vincularse a las ruinas de La Isabela y las de La Vega Vieja, también exponentes de la conquista y colonización española.
En 2019, el Comité Dominicano del Icomos las incluyó en su lista de monumentos y sitios del patrimonio cultural dominicano en peligro. Esa denuncia no tuvo la más mínima reacción del Ministerio de Cultura.
Espinal junto a miembros de la Fundación Eduardo León Jimenes y Centro León realizaron la semana pasada un recorrido por museos y centros culturales de la ciudad de Santiago.
Asentamientos
La ruta comenzó en las Ruinas de Jacagua o Santiago Viejo, donde se ubican los restos del asentamiento establecido en 1504 por el gobernador colonial Nicolás de Ovando y que fue destruido por un terremoto en 1562.
El recorrido guiado por el abogado y genealogista dominicano recuerda que mediante Ley No.5225 del 9 de mayo de 1913 se declaró de utilidad pública la adquisición por parte del Estado de los terrenos donde se ubicó el segundo asentamiento de Santiago en Jacagua, para la puesta en valor de sus ruinas y su declaratoria como Parque Nacional.
Frustrada en aquellos años revolucionarios una segunda manifestación de interés estatal, su declaratoria como Monumento Nacional mediante la Ley No.492 del 27 de octubre de 1969, no tuvo mayores repercusiones.
En 1983, mediante decreto No.1353 del 25 de agosto de ese año, se declaró de utilidad pública e interés social la adquisición de las parcelas donde se encuentran las ruinas para ser destinadas a la construcción de un parque zoológico y botánico. Este mandato del Poder Ejecutivo tampoco se concretó.
En 1999, mediante decreto No.34-99 se otorgó poder especial a monseñor Roque Adames, presidente de la disuelta Comisión del Centro Histórico, Monumentos y Sitios de Santiago, para gestionar el traspaso y registro, a nombre del Estado, de los terrenos adquiridos para la construcción del complejo deportivo de La Barranquita, así como para permutar una parte de dichos terrenos a cambio de las tierras de Jacagua.
El objetivo de esta operación era el registro del derecho de propiedad a favor del Estado de las parcelas jacagueras como contrapartida nacional del proyecto de puesta en valor de las ruinas, a ejecutarse en virtud de un acuerdo firmado en 1995 con la Agencia Española de Cooperación Internacional.
La disolución de la Comisión en el año 2000 impidió dar cumplimiento a la medida presidencial citada y también interrumpió el interés español en el proyecto.
Finalmente, mediante decreto No.44-08, del 1 de febrero de 2008, el Poder Ejecutivo creó una comisión interinstitucional, presidida por el Ministerio de Cultura, que se encargaría de gestionar y coordinar los trabajos de rescate de las ruinas ovandinas, bajo el auspicio del Plan Estratégico de Santiago.
Esperan intervención del centro histórico
El historiador Edwin Espinal ve con urgencia la intervención del Monumento a los Héroes de la Restauración.
Denunció que un mural del artista Vela Zanetti, que está ubicado en el quinto nivel del monumento, está afectado por la humedad, por lo que necesita atención urgente.
El Ministerio de Turismo anunció recientemente una inversión millonaria para el emblemático lugar. Sin embargo, a la fecha, no ha comenzado a materializarse. El centro histórico también espera por su intervención.