El cáncer de colon es el más diagnosticado actualmente en España; por sexos, sólo va después del mamario (en mujeres) y del de próstata (en hombres). Es también uno de los más letales (constituye la segunda causa de muerte por cáncer en varones, detrás del de pulmón; y la tercera en mujeres, tras el de mama y el de pulmón). También, llevan advirtiendo durante años los científicos, es uno de los más prevenibles.
Y es que hace tiempo que los investigadores indagan en los factores de riesgo de este tipo de tumor, a menudo muy ligados a diversos aspectos del estilo de vida. Sin embargo, las causas concretas, más allá del mecanismo que subyace a todos los cánceres, no están aún claras.
Indoliminas, una nueva molécula
Ahora, un equipo de científicos ha propuesto en un artículo publicado en el medio especializado Science que este tipo de tumor podría deberse a que ciertas cepas de una bacteria llamada Morganella morganii producen una serie de moléculas llamadas indoliminas que son tóxicas para el ADN, y por tanto provocarían los daños genéticos que llevan a las células a reproducirse sin control ocasionando el cáncer.
La teoría parte del hecho de que ciertas enfermedades inflamatorias del intestino, como son la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerativa, son un factor reconocido que incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de colon. Y precisamente ya se había detectado que las personas con estas condiciones presentan poblaciones aumentadas de Morganella morganii.
Hay que clarificar que esta especie bacteriana forma parte de la microbiota (la compleja comunidad de microorganismos de la que todas las personas somos anfitriones) de personas sanas, y de hecho se trata de un microorganismo habitual en el agua, en el suelo y en otros mamíferos. Eso sí, su potencial patogénico no es nuevo: en ocasiones, puede causar infecciones nosocomiales (típicas en ambientes hospitalarios).
Un daño característico del cáncer de colon
Así, estos investigadores decidieron fijarse no sólo en las poblaciones bacterianas presentes en muestras de pacientes con enfermedades inflamatorias del intestino, sino también en los metabolitos que estas bacterias producen y en su genotoxicidad (capacidad para dañar el ADN).
De esta forma, encontraron que las indolominas, uno de estos productos metabólicos producidos por M. morganii, producía daños genéticos. Y no cualquier tipo de daño: concretamente, la versión ‘salvaje’ de M. morganii, comparada con una versión modificada para que no produjera indolominas, aumentaba la permeabilidad intestinal e inducía firmas transcripcionales (perfiles de expresión génica, una medida de la actividad de un conjunto de genes) asociadas a la replicación anormal del ADN y a la proliferación de las células epiteliales del intestino (un fenómeno que está en la misma génesis del cáncer colorrectal). Además, las cepas de M. morganii productoras de indolominas aumentaban la carga de los tumores de colon en modelos de ratones con cáncer colorrectal.
Con todo, y aunque los autores reconocen que estos fenómenos amplían lo que conocemos en la relación entre la microbiota y la aparición de determinados tipos de cáncer (especialmente el cáncer de colon), también recuerdan que el cáncer es una patología muy compleja en la que estos aspectos bacterianos son sólo uno de los posibles factores implicados.
Tomado de 20 Minutos